En muchos sentidos, la arqueología en el Amazonas aún está en su infancia. No solo es difícil organizar excavaciones a gran escala en medio de una jungla tropical, sino que hasta hace poco los arqueólogos asumían que no había mucho que encontrar. El suelo amazónico es notoriamente pobre, ya que todos los nutrientes son absorbidos de inmediato por la asombrosa biodiversidad de la selva, así que durante muchos años los científicos creyeron que la clase de agricultura a gran escala necesaria para mantener ciudades era imposible en la región. Los descubrimientos de gigantescas obras de tierra y antiguas carreteras, sin embargo, apuntan a que antaño existieron núcleos de población densos y duraderos en el Amazonas. ¿Su secreto agrícola? Los amazónicos precolombinos enriquecían ellos mismos el suelo, creando lo que los arqueólogos llaman terra preta.
La terra preta (literalmente, "tierra negra") es un suelo artificialmente enriquecido que tiene entre dos y tres veces más nutrientes que el resto del suelo a su alrededor, explica Crystal McMichael, una paleoecóloga del Instituto de Tecnología de Florida en Melbourne. Aunque no hay una definición estándar para la terra preta, suele ser más oscura que otros suelos amazónicos y contener fragmentos de carbón y cerámica precolombina. La mayor parte date de hace entre 2500 y 500 años. Como los terraplenes artificiales, la terra preta es considerada un signo de que un área particular estuvo ocupada por humanos en el pasado precolombino.
Analizando los datos de localización y ambientales de casi un millar de zonas de terra preta y comparándolos con información obtenida de estudios de suelo sin terra preta, McMichael y su equipo hallaron patrones en la distribución del suelo enriquecido. Los científicos concluyeron que la terra preta es más fácil de encontrar en el centro y el este de la Amazonia, sobre los promontorios situados por encima de los ríos que se acercan al Océano Atlántico. Es menos común en la Amazonia occidental, donde la escorrentía de los Andes suele añadir nutrientes al suelo de forma natural, y en áreas elevadas como los Llanos de Mojos en Bolivia, donde se encuentran muchas obras precolombinas impresionantes. Analizando las condiciones ambientales más asociadas a la terra preta, el equipo fue capaz de construir un modelo de predicción de los lugares donde es más probable que se puedan hallar yacimientos de terra preta por descubrir. En general, sospechan que probablemente haya unos 154.063 km2 de terra preta en el Amazonas, componiendo un 3'2% del área total de la cuenca, según han informado en el último Congreso de la Royal Society B.
Crear un modelo de las posibles localizaciones de terra preta no solo revela posibles patrones de asentamiento humano en el Amazonas, sino que también da a los arqueólogos "un punto de partida" para futuras excavaciones, dice McMichael. "En un bosque de casi 6 millones de kilómetros cuadrados, a los arqueólogos les cuesta determinar dónde tomar muestras", explica. Como el cada vez más popular LiDAR (que puede encontrar construcciones ocultas bajo la fronda de la jungla pero no puede detectar terra preta), "estas metodologías [estadísticas] reducen la lista de posibilidades" de dónde encontrar yacimientos arqueológicos prometedores.
Amplias carreteras (en rojo) conectaban antiguas ciudades, construidas siguiendo un mismo patrón (los caminos salen en las mismas direcciones en todas ellas). |
McMichael admite que declarar que no hay terra preta no debería ser una prueba absoluta de que los humanos jamás se asentaron en la región. La relativa falta de terra preta en torno a las obras de Llanos de Mojos demuestra que los humanos no enriquecían necesariamente, o siempre del mismo modo, todo el suelo que habitaban, afirma. "Creo que las culturas se adaptaron de forma diferente a las diferentes condiciones ambientales", creando terra preta donde el suelo natural era particularmente pobre, y modificando su entorno de otras formas en las regiones donde no necesitaban imperiosamente enriquecer el suelo para mantener a grandes poblaciones.
McMichael espera usar sus métodos estadísticos para crear un modelo que abarque todos los tipos distintos de impactos dejados por los antiguos humanos en el Amazonas. Su equipo publicó un artículo en el Journal of Biogeography prediciendo las localizaciones de las obras humanas, y al final ella espera poder ser capaz de crear un mapa que relacione los antiguos asentamientos humanos y los diversos patrones ecológicos. Si los humanos precolombinos fomentaron la expansión de determinadas plantas y animales que encontraron útiles en las regiones cercanas a sus asentamientos, por ejemplo, eso afectaría a la distribución actual de las especies del Amazonas. Dentro de poco los científicos podrían ser capaces de ir más allá de los terraplenes y la agricultura y leer la historia del Amazonas en la propia selva.
Fuentes
Extraído y traducido de http://news.sciencemag.org/archaeology/2014/01/searching-amazons-hidden-civilizations.
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